Existe en el mercado inmobiliario industrial una alta
demanda de naves industriales de pequeño tamaño, por lo que frecuentemente nos encontramos
con la situación de que el propietario de una nave industrial de tamaño medio o
grande decide o al menos se plantea alquilar su propiedad por partes a
distintos inquilinos que demandan espacios pequeños.
Esto en principio puede no parecer una mala idea ya que es
más fácil encontrar un cliente para una nave pequeña que para una grande y
además la rentabilidad puede ser mayor. No obstante operar de esta manera puede
acarrear diversos problemas tanto para la propiedad como para los inquilinos
.
El primer inconveniente, y quizá el más importante, es que
normalmente una propiedad no puede dividirse en subunidades más pequeñas ya que
la normativa urbanística no lo permite, y aún en caso de que lo permitiese
sería necesario realizar la división horizontal pertinente antes de arrendar la
nave industrial a un tercero. En esta situación nos encontraríamos que si por
ejemplo el propietario de una nave industrial de 1.000 metros cuadrados divide
la nave en dos de 500 metros y alquila cada parte a una empresa diferente, una
de estas empresas no podría obtener la licencia de su actividad ya que en el
registro de la propiedad figuraría una única propiedad y no dos.
Además,
también en virtud de lo expresado anteriormente, por el mismo motivo podríamos
tener problemas a la hora de contratar los suministros de electricidad y agua
necesarios ya que lo normal sería que los cuadros eléctricos y los contadores
de agua de cada subunidad estuviesen diferenciados.
Otra situación que es frecuente es que los propietarios de
una nave industrial decidan alquilar la zona de almacén a una empresa y la zona
de oficinas a otra empresa diferente. En estos casos los problemas habituales
que se suelen presentar son los de control del consumo de suministros (agua
luz) de cada una de las empresas cuando no se pueden independizar los
contadores, y también, en su caso, el
reparto del gasto de comunidad. Además en estos casos en los que se alquila
almacén y oficinas a empresas distintas también es habitual que surjan disputas
a la hora de repartirse la zona de aparcamiento y de acceso a las
instalaciones.
Por lo tanto, todos estos inconvenientes unidos al mayor
esfuerzo de gestión que tienen que realizar los propietarios conducen a
plantearse que quizá no sea tan buena idea alquilar una nave industrial por
partes, aunque a priori pueda parecer lo contrario.