Podría decirse que la perfección es algo subjetivo y que por
tanto no existe como tal ya que algo puede ser perfecto o no dependiendo de los
ojos que lo miran.
En el caso de las naves industriales la nave perfecta es
aquella que mejor se adapta a las necesidades de su propietario y aunque puede
que la perfección no exista sí que podemos citar una serie de puntos que hacen
a unas naves más atractivas que otras a los ojos de los inversores. En este sentido
las características más demandadas por los inversores a la hora de comprar una nave industrial son las siguientes.
El precio.
Evidentemente el aspecto principal en el que se fija un
inversor a la hora de comprar una propiedad industrial es el precio, aunque este
aspecto tiene sus matices ya que algo además del precio habría que analizar la
cantidad de reforma que hay que realizar en el inmueble, la calidad
constructiva, ubicación, etc.
No obstante si nos ceñimos únicamente a la variable precio
los inversores principalmente analizan el retorno de la inversión, tomando como
variable una rentabilidad mínima anual del 5% que se calcula en base al retorno
que se obtiene con las rentas alquiler anuales.
Ubicación.
Además del precio a la hora de realizar un análisis previo a
la inversión en un inmueble industrial la ubicación es un aspecto fundamental.
No es lo mismo una ubicación en un entorno en el que no existe suelo disponible
que otro en el que existan parcelas libres. En este último caso los posibles
compradores siempre valorarán cuánto les cuesta hacerse una nave nueva y lo
compararán con el coste de comprar una nave ya construida.
Normalmente suele ser más interesantes desde el punto de
vista inversor entornos ya asentados y conocidos que otros por desarrollar, ya
que a pesar de que los retornos pueden ser menores se asumen menos riesgos.
Tipología del inmueble.
Las naves industriales que tienen una mejor salida en el
mercado de alquiler son aquellas que mejor se adaptan a los distintos tipos de
clientes, y en este sentido las que se adaptan más fácilmente son las naves
diáfanas, con oficinas de tamaño medio y buen acceso de vehículos, es decir,
las naves más “alquilables” son aquellas que necesitan poca reforma o
adaptación para cubrir las necesidades de las futuras empresas inquilinas. Es
por esto que desde el punto de vista inversor suele ser más interesante una
nave industrial con muchas posibilidades que una nave hecha a medida de las
necesidades del anterior propietario.