lunes, 8 de junio de 2015

Condiciones habituales en el alquiler de una nave industrial

Cuando se lleva a cabo una operación de alquiler de una nave industrial el arrendador y el arrendatario llegan a un acuerdo que normalmente se basa en unas pautas que son comunes a la mayoría de los contratos.

La redacción del contrato de alquiler suele llevarse a cabo por un profesional especializado, un abogado o un gestor inmobiliario, e incluye los aspectos fundamentales por los que se va a regir el acuerdo durante el periodo de vigencia del contrato de arrendamiento.

Lo primero que tiene que figurar en el contrato es quién es el arrendador y quién el arrendatario, aportando la documentación necesaria que acredite la identidad de ambos y, en caso de que la arrendataria sea una mercantil, la representación de la persona que firma el contrato en nombre de la empresa.
En el contrato de alquiler tienen que definirse con claridad las características del inmueble que se va a arrendar y su ubicación.
A continuación se estipula el periodo de arrendamiento y la renta, así como la fianza asociada, que es de dos meses y que el propietario tiene la obligación de depositar en el instituto de vivienda.
Es usual que el propietario conceda un periodo de carencia en el pago de la renta mientras que el nuevo inquilino se instala, ya sea porque tiene que realizar alguna reforma en la nave o simplemente para cubrir ese periodo de traslado que no va a ser productivo para la empresa que alquila.
En algunos casos el propietario exige una garantía de pago, que no hay que confundir con la fianza, ya sea mediante un aval bancario o bien un depósito que se devolverá al inquilino a la finalización del contrato siempre y cuando no haya ninguna incidencia de pagos.

Por otra parte en el contrato se estipulan todas las obligaciones tanto para el arrendador como para el arrendatario, como por ejemplo la prohibición de subarrendar o de destinar la nave a una actividad distinta a la pactada, la obligatoriedad de un seguro de continente para el arrendador y de contenido para el arrendatario, la prohibición para el arrendatario de realizar obras sin el consentimiento del propietario, etc.

De manera somera podemos concluir que éstas son las condiciones habituales que rigen en los contratos de alquiler de una nave industrial, aunque no debemos olvidar que en último caso un contrato de alquiler es un acuerdo entre dos partes por lo que siempre que haya conformidad se puede llegar prácticamente a cualquier tipo de acuerdo siempre y cuando se ajuste a la normativa vigente.

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